Es una prueba prenatal que puede realizarse entre la semana 15 y 18 de gestación y que consiste en la extracción de una muestra de líquido amniótico que rodea al feto.
¿Para qué sirve?
Esta muestra de líquido amniótico se analiza y permite, entre otras cosas, determinar con exactitud si el bebé presenta algún tipo de alteración cromosómica que pudiera dar lugar a problemas futuros.
¿En qué casos se realiza?
La prueba, en teoría, debería realizarse sólo bajo ciertos supuestos ya que tiene riesgos para el embarazo:
- Familiares con enfermedad genética o haber tenido un hijo anteriormente con una alteración genética o cromosómica (ejemplo Síndrome de Down)
- Madre mayor de 35 años en el momento de la fecha probable del parto.
- Pruebas de detección de riesgo de enfermedades con resultados anormales.
A todas las embarazadas se les realiza antes o a la par que la ecografía de las 12 semanas un análisis de sangre llamado "triple screening" o "prueba de cribado" que determina, confrontando sus resultados con la edad de la madre y sus antecedentes médicos, la probabilidad y riesgo de tener un bebé con ciertas anomalías cromosómicas. En concreto, se analiza el riesgo o la alteración en la trisomía 21, cuya alteración denotaría riesgo del feto de padecer síndrome de Down, y en las trisomías 13 y 18, síndromes de Patau y Edwards, respectivamente.
Los resultados obtenidos se complementan con la observación mediante ecografía de la traslucencia nucal, un espacio situado en la parte posterior de la cabeza del feto, próximo al cuello. Se mide esto porque los fetos con Síndrome de Down tienden a tener mayor cantidad de fluido en esta zona.
¿En qué casos se realiza?
La prueba, en teoría, debería realizarse sólo bajo ciertos supuestos ya que tiene riesgos para el embarazo:
- Familiares con enfermedad genética o haber tenido un hijo anteriormente con una alteración genética o cromosómica (ejemplo Síndrome de Down)
- Madre mayor de 35 años en el momento de la fecha probable del parto.
- Pruebas de detección de riesgo de enfermedades con resultados anormales.
A todas las embarazadas se les realiza antes o a la par que la ecografía de las 12 semanas un análisis de sangre llamado "triple screening" o "prueba de cribado" que determina, confrontando sus resultados con la edad de la madre y sus antecedentes médicos, la probabilidad y riesgo de tener un bebé con ciertas anomalías cromosómicas. En concreto, se analiza el riesgo o la alteración en la trisomía 21, cuya alteración denotaría riesgo del feto de padecer síndrome de Down, y en las trisomías 13 y 18, síndromes de Patau y Edwards, respectivamente.
Los resultados obtenidos se complementan con la observación mediante ecografía de la traslucencia nucal, un espacio situado en la parte posterior de la cabeza del feto, próximo al cuello. Se mide esto porque los fetos con Síndrome de Down tienden a tener mayor cantidad de fluido en esta zona.
Así bien, combinando los resultados de los tres factores: edad de la madre, análisis bioquímico de sangre y valores de traslucencia nucal se obtiene la tasa de riesgo probable del feto de padecer los tres síndromes mencionados. Si este riesgo es superior a 1/250 en el caso del síndrome de Down, por ejemplo, el ginecólogo recomendaría realizar una amniocentesis para asegurar el diagnóstico ya que ese valor es sólo una probabilidad, no una certeza.
¿Qué riesgos tiene la prueba?
El principal riesgo de la amniocentesis es el de aborto y pérdida del feto, aunque se habla de porcentajes cada vez más bajos el riesgo está ahí. También pueden producirse infecciones y la madre tendrá que guardar al menos 48 horas de reposo tras la punción.
Ahora diréis: "y esta pa' que suelta el rollazo este aquí en plan profesor bacterio?"
Pues lo primero porque el saber no ocupa lugar tenazoides y estas cosas está bien saberlas. A mí me gusta saber porqué me sacan sangre cada vez que lo hacen, qué miran en cada ecografía, qué significa cada valor de la analítica,... Soy así de curiosa... Y más que nada que ya tengo una edad y no me hace gracia que anden toqueteándome sin saber yo para qué, que cada vez me quedan menos modales y menos vergüenza y yo pregunto por tó.
Y bueno, en segundo lugar hoy vengo hablando de este tema porque ya son varias las mujeres embarazadas que he conocido que me cuentan que "el ginecólogo les recomienda hacerse la amniocentesis de todas formas" (aunque el resto de pruebas de riesgo salgan bien) o que "ellas se quedan más tranquilas haciéndosela porque sabrán con seguridad que todo está bien".
Vamos a ver...
¿Somos conscientes de los riesgos que tiene esta prueba? Podemos perder el bebé, es una prueba invasiva que puede ponerlo todo en peligro. Con todo esto, ¿por qué hay mujeres que aún teniendo unos resultados de triple screening perfectos se arriesgan a hacer la amniocentesis "para asegurar" o "para quedarse tranquilas"?
Esto no es un juego y no dudo que ellas querrán lo mejor para su bebé y para su embarazo, luego no son ellas las inconscientes, o quizá sí por no ser lo suficientemente críticas con la información que reciben y no crear su propia opinión informada sobre el tema, pero supongo que confían a ciegas en el profesional que tienen delante que es lo más normal del mundo y es como debería ser ya que en sus manos está nuestra salud y la de nuestro hijo durante estos nueve meses.
Imagino que en la mayoría de los casos es el propio ginecólogo el que anima a la mujer a realizarse la prueba con argumentos como que podrá salir de dudas definitivamente, que los análisis y la ecografía sólo dan una estimación pero el riesgo sigue ahí, que está prueba ahora no tiene nada que ver con la manera en que se realizaba hace unos años, que el riesgo ha disminuido muchísimo, que la realiza un profesional renombrado,...
Hago un inciso aquí para remarcar (y lo pongo con mayúsculas y todo pa que se vea bien que luego me llueven por 'tós laos' sin comerlo ni beberlo) que EN NINGÚN CASO PRETENDO GENERALIZAR, parto de la idea de que un ginecólogo, como cualquier profesional sanitario tiene como única prioridad velar por la salud de sus pacientes y nunca la pondría en riesgo sin necesidad.
Pero entonces, ¿por qué esta tendencia a realizar amniocentesis y otras pruebas que ellos llaman complementarias que entrañan unos riesgos y que no son para nada necesarias?
¿Estáis pensando lo mismo que yo? Yo creo que es el dinero el que lo mueve todo, es una pena pero es así de duro.
¿Pero de verdad por 400, 500 o 600 euros vale la pena arriesgarse a poner en peligro un embarazo?
¿Por qué se ofrece esta prueba cuando no hay sospechas de que nada vaya mal?
¿De verdad hay profesionales que sólo se mueven por dinero?, ¿Que banalizan los riesgos de una prueba como esta?
Si es así, qué miedo...