¿Qué leches es eso del Black Friday?
Pues una tradición consumista americana en la que el viernes posterior a su famoso día de "Acción de gracias", los comercios bombardean con descuentos y ofertas con el propósito de captar las compras navideñas.
Hay varias versiones sobre el origen de este día y porque lo llaman "viernes negro", (una denominación poco atractiva, no?), pero el caso es que lo que buscan es que gastemos (algunos más de lo que tienen) así funciona la sociedad consumista...
Y esto que lleva 50 años haciéndose en EEUU, ahora llega a España porque nosotros adoptamos cualquier cosa que huela a burguer y a hot dog y porque no hemos cambiado tanto desde los tiempos de Bienvenido Mr Marshall. Seguimos siendo el blanco fácil, picamos el anzuelo de lo que nos pongan por delante y aunque en Nochebuena tengamos que racionar las gambas hoy quemamos la tarjeta porque somos cool y estamos in.
Pues como dirían en mi pueblo, "andaaaaaaaaaalamierda!" Vamos a dejarnos de gilipolleces y vamos a pensar con la cabeza, ¿Nos hace falta todo eso taaaaaan necesario que tenemos que comprar hoy??? ¿Podremos seguir respirando si no lo compramos? ¿Se autodestruirá nuestra visa cuando el reloj llegue a las 12 de la noche del día de hoy si no la hemos utilizado, haciéndonos saltar por los aires, por paletos?, ¿por no estar in? ¿Por no comprar y no ser cool?
A tomar por cool! Tanta tontería ya...
Vamos a centrarnos en las cosas importantes y vamos a abrir los ojos ya! Vamos a darnos cuenta de una vez de cómo nos manipulan con la publicidad y con el consumo. ¿Ya no nos acordamos de la crisis? ¿No nos acordamos de los desahucios? ¿No nos acordamos de la corrupción que nos gobierna?
¡Nooooooo! ¡Hoy es Black Friday y la vie est belle! ¡¡Despiporre!!
¡Ale! A gastar alegremente que ya mañana, con las compritas en casa, lloraremos y volveremos a nuestra cruda realidad. Pero no pasa nada, ¡en un par de días tenemos aquí el cyber monday!
viernes, 28 de noviembre de 2014
lunes, 17 de noviembre de 2014
Lactancia materna. Su cara B
Hello everybody Tenazoides! How are you? ;-)
Qué don de lenguas, os habéis quedao muertos, eh? Nunca dejaré de sorprenderos, lo sé... Bueno, al lío que me vengo arriba y no acabo. Hoy la cosa va de tetas pero ahora me pongo seria y empezamos...
Nunca antes he hablado en el blog de esa parte de la maternidad que a mí me parece esencial, súper importante y sin la que personalmente, no sentiría completo mi papel como madre: la lactancia materna.
No voy a repetirme en eso que leemos en todas partes y que todas sabemos, dar el pecho además de garantizar el mejor alimento para tu bebé significa mucho más. Supone crear un vínculo indestructible entre madre e hijo que durará para siempre, es el acto de amor más bonito que les podemos brindar, son momentos únicos reflejados en esos ojitos que nos miran entreabiertos cuando les ofrecemos lo mejor de nosotras,... Para mí es la continuidad perfecta de ese amor que nace el día que ves tu positivo en el test, la primera ecografia o su carita llorando al nacer cuando lo sientes por primera vez encima de ti. Es el siguiente paso en ese camino del amor.
Aunque tengo que decir ante todo que estos 28 meses de lactancia han sido maravillosos, que repetiría cada uno de esos días y que me siento afortunada por haber podido disfrutar de cada uno de esos momentos únicos e irrepetibles, hoy vengo a hablaros sobre lo que nadie quiere hablar, la cara B de esta lactancia prolongada y ahora también en tándem.
(No, no es que papá Tenazas y yo hayamos decidido deplazarnos en un cacharro de estos pa' morir escoñaos por cualquier terraplén dado que ninguno de los dos estamos en nuestro mejor momento físico, pa' que engañarnos...)
La lactancia en tándem, para aquel que no lo sepa, supone amamantar a dos niños al mismo tiempo (simultanear dos lactancias), ya sean bebés de la misma edad como gemelos o mellizos o de diferentes edades como es mi caso.
Durante el embarazo de Bichobola continué amamantando a Tenacitas que a pesar de comer ya de todo y mejor que muchos adultos seguía siendo muy demandante de teta. Hay muchas madres que al enterarse del nuevo embarazo suelen destetar al hijo mayor, en mi caso yo decidí respetar sus tiempos, dejar que fuese ella la que se destetase si en algún momento lo decidía, o dejaba de gustarle el sabor de la leche, o bajaba la producción,... No quería que un acto mío influyera en ella de esa manera, para ella eran muy importantes sus momentos al pecho y no iba a dejar que una decisión mía se los quitase.
Durante el embarazo tuve momentos de mayor sensibilidad, de dolor, de incomodidad, pero fue pasando y en general puedo decir que disfruté de la lactancia esos meses. Una vez que Bichobola nació la cosa cambió, al principio no era en todas las tomas pero sí en algunas, sobretodo en las que estaba más cansada o las de la noche. Cuando Tenacitas mamaba tenía una sensación desagradable, quería quitármela de encima a toda costa, era un rechazo inconsciente porque por otro lado quería abrazarla y decirle que la quería pero que me dejase, que no me tocase más,...
Es muy difícil de explicar y sobretodo de entender para aquella que no lo haya sentido.
Es un sentimiento animal, nada racional, muy primitivo, que te hace rechazar a tu propio hijo a la vez que te culpas por hacerlo y luchas contra ese sentimiento porque sabes que lo amas más que a nada en el mundo. Es como si dentro de ti existiese esa dualidad de ángel y demonio, dos personalidades enfrentadas, dos deseos opuestos.
Comencé a leer mucho sobre esta etapa de la lactancia y descubrí que lo que sentía tenía un nombre: agitación del amamantamiento o agitación de la lactancia, y que no era la primera ni la última que lo estaba sufriendo si no que, al contrario, esta es una etapa muy común en lactancias prolongadas y en tándem. Es, como decía al principio, la cara B de la lactancia, aquello de lo que nadie quiere hablar porque nos hace sentir raras, malas madres y crueles con nuestros hijos por sentir lo que sentimos y no podemos remediarlo, es un sentimiento más fuerte que nosotras mismas, por eso nos sentimos culpables y avergonzadas de no poder controlarlo y de sentir lo que sentimos.
La agitación no tiene una explicación clara, está relacionada con un cambio hormonal y se cree que puede deberse a un mecanismo instintivo que sucede en todos los mamíferos que hace rechazar el amamantamiento de hijos mayores bien para priorizar el alimento para el pequeño y más débil o, en los casos en que no haya hermanos lactantes, comenzar un destete que dé la oportunidad a nuestro cuerpo de volver a tener otro embarazo y brindarle en exclusiva el alimento al nuevo bebé que pueda llegar.
Ante una situación como esta es muy importante tener información para entender qué nos está pasando y no culpabilizarnos. Hablar de nuestro caso con otras madres que estén o hayan estado en una situación parecida puede ayudarnos a darnos cuenta de que sentimos algo totalmente normal y de que puede superarse.
Normalmente las soluciones pasan por identificar aquellas tomas que nos producen un mayor rechazo y eliminarlas o acortarlas, hay quien decide, llegados a este punto, destetar o también hay experiencias de mujeres que han aguantado con paciencia un periodo de agitación y que cuentan que un buen día igual que empezó desapareció.
Tenacitas parece que ha empezado un destete progresivo, y digo "parece" porque soy consciente de que en cualquier momento puede volver a demandar pecho como lo ha estado haciendo hasta hace cuatro dias y con más razón viendo como Bichobola sigue mamando. Quizás tendría que estar preparada para ese momento, para intentar luchar de nuevo contra la agitación, pero prefiero no adelantarme a los problemas y dejar que todo siga su curso, que venga como tenga que venir. No me gustaría destetar aunque no me importa que lo haga ella voluntariamente pero os confieso que si volviésemos a esa situación de rechazo de la agitación no sabría cómo sobrellevarla.
¿Y vosotras? ¿Habéis sentido la agitación del amamantamiento? ¿Cómo la habéis gestionado?
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