Hello everybody!! He vuelto tenazoides! Os dejé con esa primera parte de mi parto y creo que ahora tendría que explicar el porqué de ese parto (casi) perfecto. Por qué fue perfecto y por qué no lo fue del todo.
Está claro que tuve la suerte de dar con una matrona que respetó en todo momento mis decisiones y mi ritmo, fui consultada antes de hacer nada y lo mejor: se hizo poco o nada. Ésa creo que también fue la clave de que todo fuese sobre ruedas, la no intervención, no hacer nada, dejar que todo simplemente sucediese sin más.
Pero también pienso que no todo es suerte, no todo está en manos del equipo médico que nos toque ese día (ni mucho menos!) Pienso que hay ciertos puntos en los que las mujeres como pacientes tenemos mucho que ver para que un parto se desarrolle sin problemas y en esto como en todo, la información es poder.
Me parece fundamental emplear esas 40 semanas previas al gran momento no sólo en comprar ropita, mirar carritos, elegir cuna o rebozarnos en cremas antiestrías. Es vital (literalmente: VITAL) leer, visitar blogs, leer historias de partos, conocer protocolos hospitalarios, conocer cómo va desarrollándose el feto semana a semana y aprender cómo funciona nuestro cuerpo y cómo va a funcionar el día del parto, saber qué y cómo va a pasar, anticiparse. Sin miedos, sin quedarnos en lo superficial de las historias, profundizando e informándonos. Vamos a ser nosotras las que vamos a traer vida a este mundo, deberíamos ser las mayores interesadas en hacer que ese proceso tenga lugar de la mejor forma posible.
Las matronas y ginecólogos saben hacer su trabajo, aprendamos nosotras a hacer el nuestro y no lo dejemos en manos de otros.
Hay una serie de cosas sencillas y mensajes que deberíamos grabarnos a fuego en nuestra cabeza para tenerlas presentes el día del parto y no dejarnos llevar por el miedo o el desconocimiento.
1. Aguanta en casa todo lo que puedas.
Esta para mí sería la clave para tener un buen parto.
Sabemos que si rompemos aguas y éstas son oscuras tenemos que acudir lo antes posible al hospital, en ese caso no habría posibilidad de esperar.
Si rompemos aguas limpias podemos tomarnos nuestro tiempo en recoger tranquilamente las cosas del bebé y las nuestras, darnos una ducha, comer algo (comed siempre que podáis que parir es mu cansao' y vais a necesitar energía), esperar a que empiecen las contracciones y sin prisa, ir al hospital.
Lo ideal es no romper aguas (aunque eso no se puede decidir) y comenzar con contracciones que van aumentando en intensidad y regularidad. Aquí me parece súper importante esperar todo lo que podamos en casa, tranquilas porque no vamos a dar a luz en el ascensor, no es tan facil ni tan rápido como se ve en las películas y si tuvieseis la suerte de que fuera tan rápida la cosa, pensadlo fríamente, no pasa nada! Las mujeres estamos diseñadas para parir, nuestro cuerpo va a llevar a cabo ese trabajo con la misma eficacia que realiza otras funciones fisiológicas como respirar, hacer la digestión o depurar el líquido en nuestros riñones, ¿por qué dudamos de nuestro cuerpo en ese momento?
Lo importante es llegar al hospital con una dilatación avanzada para evitar todo lo que podamos una intervención porque no sé qué pasa pero curiosamente cuando una mujer se pone de parto a todo el mundo le entran las prisas, muchas veces a todo el mundo menos a ella.
Las auxiliares tienen prisa por poner vía y enchufar el suero, la matrona tiene prisa por acelerar el parto rompiendo bolsa para que la cosa vaya más rápida, un tacto, otro tacto..., Vamos a ver, ¿ahí quién es la que está pariendo? Si la mujer no tiene prisa y está tranquila ¿porque los demás quieren acelerarlo todo?
Lo dicho, lo mejor aguantar en casa, llegar bastante avanzada y que no nos toquen la seta (literalmente).
2. Las bolsas no se tocan.
Si tenemos la suerte de llegar al hospital con la bolsa integra, lo mejor es que no nos la rompan. Nos dirán que si la rompen acelerará la dilatación y todo irá más rápido y nosotras (equivocadamente) pensaremos que de esa forma, yendo todo más rápido sufriremos menos Meeeeeeeeeeec! ERROR! Otra vez las prisas...
La bolsa y el líquido amniótico actúan como amortiguación en cada contracción, el bebé y la madre sufren mucho menos dolor y lo más importante, al no romperse la bolsa no comienza la "cuenta atrás" de muchos protocolos hospitalarios en los que se dice que después de X horas tras la rotura de la bolsa hay que sacar al bebé sí o sí porque comienza a correr peligro.
Para evitar que nuestro parto se convierta en una serie de "catastróficas desdichas", no dejemos que nadie rompa nada y si en lugar de tardar dos horas en tener a nuestro bebé en brazos tardamos cinco, sabremos al menos que nuestro hijo no ha sufrido y tendremos la tranquilidad de haber podido evitar desagradables consecuencias.
3. Tactos no, gracias. (Métetelamanodondetequepa)
Por lo general, cuando llegamos a urgencias diciendo que estamos de parto, en un primer triaje nos hacen un tacto para ver la dilatación que llevamos, venga, por ahí pasamos... Pero, ¿qué pasa cuando estamos en la sala de dilatación y pasa una matrona y hace un tacto para controlar cómo va la dilatación, a los 10 minutos otra, a los 5 minutos otra porque no se fía de las mediciones de la otra colega?,... ¿Qué hacemos? ¿Vamos a dejar que nos estén sobando como a ganado? A mí no me apetece que me estén toqueteando y molestando en ese momento, ¿a vosotras os gustaría?
No es necesario realizar tantos tactos, es más cuando una mujer esté en dilatación completa y lista para empujar lo va a saber, qué manía de querer controlarlo todo! Que se metan la mano por donde les quepa!
4. Epidural ¿sí o no?
Pues esto es muy personal, cada una que haga su propia elección. Yo he pasado por dos partos, uno con epidural y otro sin ella. Si tuviese un tercer parto también elegiría no ponérmela y eso que en el parto de Tenacitas la epidural tampoco me supuso mayores problemas o consecuencias, si acaso la espinita que tenía clavada y que no quería repetir en este segundo parto era esa sensación de notar que mi cuerpo no era mío, de no sentirme protagonista total de ese momento por no poderme mover y también (aunque haya quién no lo entienda) por no poder sentir ese dolor y esas sensaciones únicas.
Con Tenacitas aguanté en casa hasta los 7 centímetros de dilatación y cuando llegué al hospital el miedo a lo desconocido me pudo y pedí la epidural, dejé de sentir dolor pero mi cuerpo se relajó tanto que se paró la dilatación y tuvieron que administrar oxitocina sintética (caca). Lo que podría haber sido un parto de una o dos horas máximo duro 7 horas, 7 horas tumbada en la cama sin moverme que hicieron que Tenacitas se quedase alta y no bajase al canal del parto cuando estuve en dilatación completa. Gracias a que di con una matrona sin prisas, a base de pujos durante dos horas conseguimos que Tenacitas bajase y yo no tuve que soportar que nadie se me subiese encima a hacerme la temida maniobra de Kristeller que a pesar de estar prohibida parece que se sigue practicando todavía en muchos hospitales.
Si no me hubiese puesto la epidural nunca sabré qué hubiera pasado pero siempre me quedará la duda de si no hubiese sido mejor aguantar una hora más de contracciones y no arriesgarme a dar con otro tipo de matrona a la que le hubiese parecido bien saltar encima mío para hacer bajar a mi hija al canal del parto, si me hubiese ahorrado la oxitocina sintética y sobretodo si a mi hija le hubiese ahorrado 7 horas de contracciones que también sufrió dentro de mí.
Esto son sólo unas pinceladas de las decisiones tan importantes y decisivas que podemos tomar en un momento tan importante pero habría muchas más. La clave, como he dicho antes, es la información.
Aquí como en todo lo que escribo no creo tener la receta mágica para nada. Cuento mi experiencia tal y como la viví y analizo, ahora que ha pasado un tiempo, por qué hice las cosas como las hice y por qué tomé en ese momento las decisiones que tomé.
No espero que nadie siga estos pasos o estas decisiones porque esto fue lo que a mí me condujo a mi parto (casi) ideal y que no tiene porqué ser el ideal de todo el mundo. Lo que sí desearía es que todas las mujeres tuvieran esa libertad de decidir sobre su cuerpo en el momento más importante de sus vidas y eso sí se puede conseguir (o al menos intentar) y el arma más poderosa que existe para conseguirlo es ésa: la información.
Hay que ver qué trascendental me pongo cuando quiero, eh? Estoy puérpera perdía y será cosa hormonal, no me lo tengáis en cuenta.